Hace un tiempo atrás tuve una de tantas muchas noticias que recibo , a veces son generales y otras particulares, que me llevan como ser humano a una tristeza indescriptible. Por ejemplo, cuando tome la responsabilidad de editar la Revista El Mundo del Transportista en la cual a la fecha soy el director - editor fue a raíz de una noticias que leí sobre la cantidad de muertes que hay anualmente en Perú por accidentes de tránsito, cerca de tres mil al año. De acuerdo con el último cálculo de las tasas de mortalidad por accidentes de tránsito en 180 países, la OMS estableció en promedio 9,3 muertos al año por cada cien mil habitantes a nivel mundial. Las causas siempre son las mismas no importa si el País es pobre o rico, exceso de velocidad , falta de control con relación a las revisiones técnicas y consumo de alcohol, si bien es cierto en América Latina Brasil encabeza la lista negra con 23, 4 según el informe de la OMS en el 2018 y Perú con 13,9  estas cifras siguen siendo espeluznantes y aterradoras, que en lo personal son una fuente de tristeza profunda en mi ser en términos generales. En lo particular, la muerte de un amigo querido, dinámico y promotor de eventos deportivos para paliar el consumo de drogas por parte de jóvenes desorientados sin rumbo, me causo gran tristeza.

Pero que es la tristeza? Es una emoción que todos tenemos, una reacción natural ante una situación adversa y frente a expectativas altas de alegrías que nos podemos generar. Ejemplos los míos propios. La intensidad de esta emoción depende de la personalidad de cada uno, de factores socio culturales y los esquemas cognoscitivos. Es decir no todos podemos sentir la tristeza de misma manera con relación a la recepción por ejemplo de un ser querido. 


Los efectos de sentirse triste pueden ser variados algunos se traslucen en nuestro aspecto físico y otros en los aspectos emocionales y personales como el aislamiento o la mirada hacia abajo. 

La tristeza es natural porque somos seres humanos que sentimos propio y natural de sentimientos extraordinarios que poseemos pero es necesario identificar el tiempo de esta emoción para evitar que se vuelva patológica o llegue a convertirse en una depresión patológica. En este sentido es bueno saber que el compartir nuestra tristeza con nuestros seres queridos , reflexionar sobre nuestra tristeza y sus consecuencias en nuestro actuar  para buscar soluciones y ponerle un poco de música alegre en determinado momentos después de un tiempo para nosotros mismos no es mala idea. Esperemos que las diferentes causas de tristeza en nuestros corazones no sean sinónimo de depresión constante sino un elemento para creer que en la vida siempre habrá más alegrías que penas.